Me la pusiste difícil.
Me la dejaste realmente complicada.
Lo bueno es que cada día que pasa; cada sol que muere y renace bajo el horizonte, cada estrella nueva, mi dolor se aminora y se va curando esta pústula lasciva en mi corazón.
Tan sólo una mitad mía te pertenece, porque te he robado la otra mitad mientras dormías, plácido y tranquilo, entre amapolas acústicas retorcidas. Te la he robado, sí. Me dolió mucho, también... pero de mis heridas, de mis glóbulos sanguídeos desperdiciados por los azulejos y brillitos de tu habitación, de tus lágrimas y las mías, compré fuerzas... muchas fuerzas; fuerzas inconscientes... pero a rédito.
Sé que tendré que pagarlas (pagártelas) con creces.
¿Pero sabes qué? Poco me importa, pues descubrí tantas cosas, aprendí tantas cosas, resolví e incluso desenvolví misterios ocultos por las nanas sociales que nadie siquiera se había atrevido a confesar...
Descubrí que Rocamadour silba, que la vida misma silba cuando está contenta o cuando tiene hambre.
Y que, del poder total que tenías sobre mí... te queda sólo la mitad.
Te queda solo la mitad
Publicado por Antares en 20:44
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1 comentarios:
Creo que en este momento, sientes lo mismo que yo... o al menos siento lo que tú al escribir esto... Saludos!
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