Favor de acariciar a la Rocamadour.

Te queda solo la mitad

Me la pusiste difícil.
Me la dejaste realmente complicada.
Lo bueno es que cada día que pasa; cada sol que muere y renace bajo el horizonte, cada estrella nueva, mi dolor se aminora y se va curando esta pústula lasciva en mi corazón.
Tan sólo una mitad mía te pertenece, porque te he robado la otra mitad mientras dormías, plácido y tranquilo, entre amapolas acústicas retorcidas. Te la he robado, sí. Me dolió mucho, también... pero de mis heridas, de mis glóbulos sanguídeos desperdiciados por los azulejos y brillitos de tu habitación, de tus lágrimas y las mías, compré fuerzas... muchas fuerzas; fuerzas inconscientes... pero a rédito.
Sé que tendré que pagarlas (pagártelas) con creces.
¿Pero sabes qué? Poco me importa, pues descubrí tantas cosas, aprendí tantas cosas, resolví e incluso desenvolví misterios ocultos por las nanas sociales que nadie siquiera se había atrevido a confesar...
Descubrí que Rocamadour silba, que la vida misma silba cuando está contenta o cuando tiene hambre.
Y que, del poder total que tenías sobre mí... te queda sólo la mitad.

1 comentarios:

●•• √эиuⓩ ••● dijo...

Creo que en este momento, sientes lo mismo que yo... o al menos siento lo que tú al escribir esto... Saludos!

Creative Commons License
Líneas de Ocasión by María Fernanda Pérez Ramírez is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.