Favor de acariciar a la Rocamadour.

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Morir


Soy como una paja,

como el resto de un cristal horadando,

impío,

tu calzado de gamusas coloridas y aterciopeladas.

Soy un animal pútrido,

una hierba rastrera empapada de lodo y de tristezas

que empaña

que ensucia

la balustrada añil de tu antesala

con toscas ilusiones y deseos necios,

con malos Te Quieros,

con enfermedades asquerosas, indeseables e imperdonables.


Yo, la eterna pecadora.

La que nada lleva encima,

la que nada vale.


La que no te despierta nada,

más que compasión, odio y pesadillas.

Malos sueños,

y el amargo de la boca...


¿Qué soy yo yo, entonces?

¿Una serpiente enferma?

¿Una rosa muerta tirada, olvidada,

humillada, mancillada

por el resto de la suelas de los otros?

¿Quién soy yo?

¿Un deseo moribundo?


Si acaso soy lo que nadie más en el mundo,

quiere ser.


Aléjate, si tanto me desprecias.

Porque hasta las arañas, los lagartos y las fieras,

sentimos.


Pareciera que te estorbo,

que no te soy nada!

Que te paso por el buche como un agua sucia de hastío y de destrozos,

que soy algo repudiable, tonto, desechable;

mis dedos,

en tu cabello,

o acariciando tu rostro,

son gusanos húmedos y fríos

que se arrastran en tu piel como insectos suplicantes,

moribundos...


... y yo me quiero morir.

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Querer Saber


A estas alturas
yo ya no me pregunto si me quieres

porque es misterio incorpóreo de voces susurrantes
lejos de mis alas tiernas y doloridas.

A estas alturas
saberlo es poca cosa

saberlo involucraría razonarlo
analizarlo
masticarlo bajo el matiz rosado de la lengua
que recita odas hacia lo tosco y lo maldito.

Querer Saber
es una necesidad increíblemente austera
que me invade el alma en las tardes frías
o en las mañanas nubladas
y
de vez en cuando
me cubre la vista con un manto acuoso de dudas y de revelaciones...

pero ya no quiero preguntarlo más.

Ya no quiero formular palabras en mis labios
que floten, irreversibles
hacia tu rostro y te golpeen,
como una lluvia de reproches y de interrogantes
haciéndote girar la cara,
apedreado...

porque mira que es terrible quedarse sin tus ojos,
sin tus labios delgados,
o tu sonrisa cerrada e insinuante...

Yo no quiero saber, ni preguntarte
por miedo a que
uno de estos días simplemente digas:
"no, no te quiero"
y yo deba irme sonriendo amargamente
porque mis lágrimas son demasiado idiotas para semejante pena y desilución.

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Es infierno no saber


Es infierno
no saber.


No comprender lo que sucede
con las cosas que se ahorcan, mutiladas
de vigas tormentosas con olor a moho
y a termitas.


No ver, no saborear
ni predecir
el oleaje final de una marea desolada de preguntas irresolvibles;
calantes de sal y de serpientes
que se enroscan en las piernas de los atrevidos.


Me siento cansada a medias,
me falta el aliento
y los párpados me anclan al suelo humóreo de la soledad,
del sueño,
de la pesadilla...


Duermo en un laberinto interminable
de dudas, de preguntas, de mutiliciones
y de falta de fé y de futuro.


Es tormenta
no saber.

Es desventaja pura ante el Destino.
Es condena viva ésta de la duda.

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Abrazo


Una pestaña rueda

de tus ojos

hasta tus mejillas.


El aire la mese en un compás infinito

y miro como tus pupilas tiemblan al contacto con las mías

y tus labios se estremecen,

mudos,

como si encerraran un grito incompresible hacia mí,

hacia mi destino

o hacia el nuestro.


El Silencio,

tendido y temblorosamente gélido entre tu cuerpo y el mío,

se concibe como una muralla inoportuna de desdichas y delirios.

Tu abrazo es inseguro y fugaz...

y te alejas, con los brazos extendidos y la tristeza

presente,

bien realzada sobre esos ojos hermosos,

lóbregos e indiferentes, muchas veces...


Una manto de melancolía se cierne sobre tu mirada

como una capa helada de nieve y de granizo

en un prado poblado de flores fragantes y de aves.


El invierno llegó a tus caricias,

y el aire es cada vez más seco, irrespirable...

y cuento los días para que la primavera llegue a la yema de tus dedos

y me ames, como una corriente marina de cariño y de alegría,

y me estreches en una fiesta asfixiante de besos y de mimos,

de tus brazos.

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Fernanda


¿Para qué mentirte?
Fuimos casi hermanas oscuras y lejanas
como estrellas gemelas;
cada una el fantasma inaudito de la otra,
la copia exacta celular.


Tus ojos eran océanos oscuros y serenos
esos labios delgados pudieron,
estoy segura,
pronunciar las palabras mías exactas y perfectas;
como nunca nadie más pudo hacerlo nunca.


Y ese rostro infantil,
oh, ese cabello...
Esos rizos castaños,
deslizantes,
por la curva sutil de tu espalda hasta tu talle.


Esas pestañas turbadas hacia el cielo,
y tu nariz...


Tú, el molde idéntico de mis delirios
y de mis esperanzas.

Tan parecida,
tan fatal,
tan irremediablemente alejada e inalcanzable.


Némesis preponderante,
escultura marmórea de alabastro y de cristal.


Eres como un dibujo mío
plasmado en el temblor de una gota que cae
sin tiempo y sin fortuna
sobre un mar helado de saliva y de nostalgia...


Te quiero como yo,
como fuiste.


Si eres como pienso,
tu alma es mucha pieza para ese mundo irreal,
incorpóreo y gris
que te ha envuelto entre un velo fino de alegría falsa ...
y de frialdad.

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Regresión


Te miro.
Escudriño en tus ojos y en tu cara
y te reconozco...
Hace tiempo que me sé tus rasgos de memoria
y que puedo dibujar cada silueta con mi dedo
sobre tu rostro.
La línea de tus labios es la misma,
igual que la curva de tus ceja y de tu frente.
Tus pestañas siguen allí,
todas
y parieciera que no has perdido una sola
porque el bosque enmarcado de tus ojos sigue como estaba:
oscuro, acuoso y penetrante.


Te escucho.
Tu voz tiembla como antes lo hacía
y se estremece en vibratos agudos y golpeados.
Tus palabras se flotan bajo, a ras del suelo
y se me enredan en los tobillos,
hacen nudos entre mis pies y me hechizan al piso...
y tu risa.

...una risa atroz, oscura, espectral.
Reconozco todo de ti,
eres todo tú,
no has cambiado absolutamente en nada...
Pero parece que mis pupilas son de un material distinto
y que mi alma se cuajó, o se forjó, o se partió en pedacitos
porque tu presencia me arde en las heridas
como vinagre en una llaga abierta e infectada.

...infectada de estrellas, ecuaciones y poesía.

Infectada de vacío y de rencor.

Me asustas.

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Líneas de Ocasión by María Fernanda Pérez Ramírez is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.