Favor de acariciar a la Rocamadour.

Astilla de Paz

De todos los experimentos inútiles, de todas las invenciones ociosas y perversas que el hombre (quizá más que los dioses) es capaz de idear, la más insulsa, sobrevalorada, terca e incompresible de todas sus fantasías es una: Vivir.
Estoy tan, pero tan cansada.
Todos estamos cansados.
¿Por qué no irse a dormir? No entiendo... El mundo del Descanso Eterno, del Ensueño cálido y dorado me llamada, desde el extremo oscuro del abismo, desde el otro lado de la Noche. Y yo iría, iría se los juro, de no ser porque sé que mi vida, no siendo ya víctima de nada más y nada menos que del consciente de la propia existencia, está plagada por inumerables deseos y pesadillas que pinchan mis párpados en las madrugadas para hacerme volver, para hacerme vivir, para hacerme más densa y pesada.
¡Denme una razón para vivir que no sea yo misma! Permítanme que sueñe, que cambie, que modifique, que transforme, que dude, que llore, que construya y destruya a mí antojo esta realidad, tan contaminada de hinojos: esta Fe tan marchita.
Esta astilla de Paz.

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Líneas de Ocasión by María Fernanda Pérez Ramírez is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.