Favor de acariciar a la Rocamadour.

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Caos

Algo tuvo que volver antes
que todo se fuera.
Como mi Yo
que se perdió entre tacones furiosos
subterráneos
y otoños de seda citadina.

Tengo miedo, tengo tanto miedo,
ahora que las noches vuelan
con alas de murciélago
desde los árboles desnudos de la acera
que rechinan
como goznes desauciados
de sol a sol: desde que voy
hasta que vuelvo.

Porque
para volver, tuve que dejarme ir
entre la gente.
Y ahora vuelvo aquí, a la hoja en blanco
y a deshacer la muerte de las hojas en la calle
y la risa de las aves

y de las avenidas.

A retratar un paisaje urbano, que me es
totalmente ajeno, lejano, indiferentemente hostil,
que me recibe
con las entrañas abiertas.

Que la poca Mar que me quedaba
la devora...
Que me lanza hacia el carajo
como bala perdida en la enternidad
del universo.

Y yo, Ladrona... me retuerzo
en el lago sagrado de tu calma
tu certeza
y tu solidaridad,

que se han vuelto mi pan de cada día.

Te vendo mi alma
a cambio de tu Paz.

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Bienvenida

El día de hoy
cantemos todos.
Pretendamos que el mundo
es una rueca
y que hilamos
al tiempo clandestino
con ovillos de lana de bondad.

Juguemos a la espada y al escudo,
ciñamos nuestras sienes con olivo y con laurel.
Vistámonos de blanco
toda el alma
y volemos, con alas nocturnas,
tras el velo de plumas
de la Paz.

Aflojemos los puños,
abramos los brazos hacia el cosmos,
que nos bese su brillo

y que nos cante,
que nos cante
la canción del Universo,

Que nos arrulle la Luna
con voz sonámbula, hasta que nazca el sol.

Hoy
Construyámonos de Luz
y de colores.
Cubramos nuestra Tierra con guirnaldas
Sembremos, en nuestra Tierra, humanidad.

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Líneas de Ocasión by María Fernanda Pérez Ramírez is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.