Eduardo Vega. "Lejos"
Ah... el sabor a Traición.
El indiscutible aroma a odio y resentimientos
pulidos bajo el peso de cristales de amargura, celos y revancha;
recocidos bajo el sol de un medio día sangriento y acongojado,
se me avalancha en las arterias, en la lengua.
El zarpazo, el golpe certero de la Revelación de "Tus Misterios"
me llegó,
como una gota gélida de cordura y despertares,
desde tu universo de urracas furiosas y fieras encabritadas;
desde de tu mundo de vinos, maracas y aventuras:
de tus fronteras de incredulidad y de hedonismo.
Se escucrrió,
despacio,
por mis caderas;
con el ritmo insoportablemente cruel
de las caricias tuyas,
e invadió mis reinos suturados de arte y poesía angelical,
derrumbando mis murallas de coraje y valentía.
Me tatuó la Soledad, de vuelta.
La decepción, el odio y la poca tolerancia a tus errores
me constriñó el alma en un puño de reproches:
Éste el Mayor, el más Cruento de todos:
Mentiroso... Maldito mentiroso.
Estafador de amor, de confianza y de ternura.
Judas de la Verdad.
Cobarde por Excelencia.
Ahora... después de tanto tiempo,
me doy cuenta "con quién" debiste haber estado;
Así me odiarían los dos, sin premura y con absoluta libertad,
bajo el total amparo de la Justicia,
sin ninguna necesidad de empujarme al borde de un barranco
para verme arder,
entre mis propias úlceras y llamas,
hasta consumirme.
Incéndiense ustedes,
muéranse, si quieren....
Pero bien, bien LEJOS de mí.