Favor de acariciar a la Rocamadour.

A ciencia cierta



Como estás,

como estoy...

Así: a más de un millón de metros de distacia,

a unidades astronómicas incontables,

a infinidad de años luz:

estamos mejor, mucho mejor

A Ciencia Cierta.


Y aunque (confieso) intento equiparar mi dolor

con el que tú acunas,

curarme las heridas con las lágrimas tuyas que no obtengo,

y sentirme buena,

plena,

a costa de este abismo que se abre entre tu alma y la mía:

Sufro.


Sufro este vacío, esta soledad, esta agonía

que se pierde, en las aguas oscuras de las horas;

que se difumina, se diluye,

se incorpora, mimetiza y desaparece,

mecida por las olas de la desesperanza y del rencor.


Es verdad.

Nadie me dijo que fuera a ser fácil...

Así que cada día es un acopio inhumano de fuerzas, de valor, de necedad

para no gritar tu nombre al eco distante del futuro,

y para no escribir palabras sosas que nadie entiende,

que sólo tú conoces,

y que ya estoy harta de repetir.


A demás. no vale la pena.

Estamos separados.

El uno alejándose, sin rumbo, del otro.

Endureciendo los nervios del tronco y del cuello

para no mirar atrás...

Fijando los ojos en horizontes cercanos,

en metas objetivas,

y saltando del enorme risco que es el Desamor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy, y desde hace mucho tiempo, el sol brilla, y a pesar de lo que se piense o se diga, creo, que este es un llamado más, como al que tantos acuñamos tras la puerta todos los días, como aquellas palabras que se dijeron en sus momentos, si, son miles de metros que en algún momento he llegado a recorrer uno a uno, y más que ello: a RECORDARLOS...

Ha sido ya más de medio año que alcancé un espacio del infinito y pude tocarlo con la mano, pude tomarle el cuello y besar un poco de gratitud y conciencia, a medias, pero finalmente ambas, aquí, de este lado del camino tambien se sueña y se lucha, tambien se gasta y se muere, se pisa firme y se trata de no mirar atrás, aquí, desde el séptimo sello, desde la última vez, y un poco de comida, y un poco de gente, y un poco de mas cosas, ya no te puedo ver, no sé por qué, el vacío que dejaste ya se notó, y las nubes forman historias de dragones y princesas que se apagan...

Se van como los días que tanto anhelé, hasta llegar a ese espacio vacío, a ese tiempo sin tiempo, recorrido sólo por un autobús que me llevó y me trajo de vuelta, donde en aquellas calles a lado del canal, dejé mis pasos, en ese mercado y en esa tienda de autoservicio con las pizzas y refrescos, "cuando dice jale, yo empujo"...

Aqui también se extraña...

Saludos.

Hasta siempre.

Anónimo dijo...

Bueno, es bello ver una historia de amor, lo que no es bello es verla coartada por cobardía o que ese pobre, como en lady blue se halla ido con todas las ilusiones a su mision espacial y quedara varado en medio de la soledad.

triste muy triste, ¿a poco no?, por otro lado felicito al corazón de escorpion por ese don inato de los poetas de complicarlo todo con metáforas e hiperboles, y al del primer comentario por su sutil prosa que se me antoja a comunicación cifrada.

gracias por tus letras se pueden volver imprecindibles para recordar.

DieWords (aun sin blog)

Fernanda dijo...

Me encanta cómo escribes realmente te admiro, y sabes lo mejor de todo es que me siento plenamente identificada con tus escritos...

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