Favor de acariciar a la Rocamadour.

Lamia


Mentiras,

ah, ¡Cuántas mentiras!


Qué de cosas no he tenido que oír

de tus labios rotos,

de tu lengua respingona,

plagada de recuerdos tórridos y congelados

que me golpean,

como látigos empapados de agua hirviendo,

entre las cejas...

O sobre el corazón.


Y mi respuesta siempre etérea,

siempre acorde, siempre inmune

a tus rivalidades, a tus derroches de bilis y fatalidad,

a la toxina salobre de tus besos,


se vuelve Rosa,

planta reacia plagada de espinas retorcidas

que se adormecen

bajo el canto de tus lágrimas,

o de tu boca amarga por el Destierro.


Te veo, ahogado de Mundo,

destrozado,

hundido,

repleto de zizaña y hierbas ponzoñosas...

y mi alma se deshace en un hilillo

apenas perceprible

de plata, rocas, de locura.


Y veo tus sueños decapitados

por la calle;

tus notas encendidas, corrientes y reforzadas

convertidas en humo,

en vapor, apenas:

En cenizas descoloridas que vuelan por un cielo oscuro

como tu Corazón...


...o como el resto abundante de almas que te rodean

con emisiones cargadas de alaridos, amanezas, tristeza,

y desamor.

Veneno que yo me apresuro a limpiar,

Zozobra a la que me abalanzo, para no abandonarte:


Dolor que he de sufrir con tal de no prolongar mi existencia más allá de terreno,

y de tus dedos de Mar.

... y de Lamia poderosa.

2 comentarios:

●•• √эиuⓩ ••● dijo...

Mentiras!...

Mentiras que a veces se vuelven un buen alimento para el espiritu y el alma. Claro, solo si aun no se sabe que lo son.

●•• √эиuⓩ ••● dijo...

Espero que estes muy bien, me ha gustado mucho tu escrito, pero percibo cierto hastío en tus palabras. De todo corazon, todo lo mejor para ti. Saludos!

Creative Commons License
Líneas de Ocasión by María Fernanda Pérez Ramírez is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.