Así es la existencia:
La vida se traduce como un acertijo. A cada respiro, a cada paso; el acertijo se vuelve más vertiginoso y torcido. Con cada amor fallido, o con cada deseo atroz de fama y de fortuna, se curva en reviravueltas furiosas e indescifrables...
Hasta el momento en que el acertijo, más que ser reto: más que ser tortura, destierro o mal camino, se vuelve Misterio... y es, por fin, insostenible.
Entonces la vida acaba, y quedamos muertos y hundidos entre una maraña de cuerdas y de palabras.